
Las excepcionales condiciones de la finca para el cultivo de la vid son consecuencia de su microclima, influenciado por la Sierra de Cantabria, al norte, y por la de la Demanda, al sur, así como por un tipo de suelo muy especial compuesto por un manto de cantos rodados y piedras calizas.
Con un clima entre Atlántico y Mediterráneo, los inviernos son fríos y largos. Los veranos en cambio, cálidos y soleados durante el día, estimulan la producción de taninos y otros polifenoles, que aportan cuerpo, color y longevidad al vino. De noche, la brisa y las temperaturas más frescas, impiden la deshidratación de la planta y, en los periodos de riesgo de heladas, la cercanía al río supone nuestro mejor protector natural.
El Viñedo
Existen cuatro grandes meandros sobre el río Ebro a su paso por La Rioja. Uno de ellos, entre Fuenmayor y Cenicero, dos localidades de extraordinaria vocación y tradición vitícola, es sobre el que se hincan las 80 hectáreas de viñedo de la bodega.
Finca Valpiedra es un espectacular paisaje que se distribuye en tres terrazas que bajan hasta el mismo río, y el que después de años de trabajo, nuestro equipo técnico ha dividido en quince parcelas diferentes, con altitudes de entre 406 y 427 metros.

En cuanto a los suelos, tienen un perfil franco-arenoso con superficie cubierta de cantos rodados y un nivel medio de caliza. Los cantos rodados confieren a la finca no sólo su nombre, Valpiedra, sino también la capacidad de los viñedos para retener el calor del sol y ayudar en la maduración, al tiempo que inhiben la deshidratación de las cepas al impedir la rápida evaporación del agua en los días cálidos del verano.
El suelo de cantos rodados, común en grandes zonas vitícolas del Ródano, no es excesivamente habitual en Rioja y da una personalidad inconfundible a nuestros vinos, con un carácter mineral, balsámico y estructurado, pero siempre con la elegancia que caracteriza a las elaboraciones de los mejores Riojas y de Familia Martínez Bujanda.